Rosalind Franklin fue clave en el descubrimiento de la estructura del ADN.
La ciencia celebró en el año 2003, 50 años del descubrimiento del ADN, uno de los hallazgos más impactantes del siglo XX. Pero los festejos ignoraron a una de las cuatro personas que contribuyeron a este logro: Rosalind Franklin (1920-1958), científica británica que no estuvo al lado de Francis Crick, James B. Watson y Maurice Wilkins, cuando éstos recibieron el Premio Nobel en 1962.En 1953, la revista británica Nature publica un artículo elaborado por cuatro científicos notables: Francis Crick, James B. Watson, Maurice Wilkins y Rosalind Franklin. En ese artículo, sus autores explican el funcionamiento del ácido desoxirribonucleico (ADN), donde está contenida toda la información genética.
Zuleima Quintana Rodríguez (4ºESO)
Esta revelación, que representa un aporte capital para la ciencia, será tomada en cuenta a la hora de otorgar el Nobel de Fisiología y Medicina. Pero cuando esto ocurre, el galardón sólo consideró a los tres científicos varones. El nombre de Rosalind Franklin no figuró en el grupo premiado. Para entonces, ella había muerto de cáncer de ovarios (probablemente por su exposición continuada a radiaciones), en 1958, a la edad de 38 años.
En 1952, en un laboratorio del afamado centro de investigación King´s College de Inglaterra, una mujer de 30 años, llamada Rosalind Franklin de profesión cristalógrafa, logra una fotografía de difracción de rayos X que reveló, de manera inconfundible, la estructura helicoidal de la molécula del ADN. Esta imagen es conocida hoy como la famosa fotografía 51. En su euforia por este hallazgo, Maurice Wilkins, jefe de Rosalind, corrió a mostrarlo a James B. Watson, quien escribiría “En el instante en que vi la imagen, mi boca se abrió y mi pulso comenzó a acelerarse”.
Los datos ofrecidos por Franklin determinaron el curso de la investigación de Watson y Crick. En el curso de un mes lograron armar un modelo teórico para la estructura del ADN, esta vez sin la presencia de Franklin. Quienes siguieron de cerca todo el proceso, han dicho que las relaciones entre Rosalind y su jefe nunca fueron buenas. Era una época donde la misoginia invadía particularmente los ambientes académicos. La científica era considerada una mujer “conflictiva” y “nada femenina”.
En su libro La doble hélice, James Watson tiene comentarios sexistas para la científica. La llama “Rosy”, y se pregunta “cómo sería si se quitase las gafas e hiciese algo distinto con su cabello”, aunque en el epílogo admitirá que sus primeras impresiones sobre ella “eran erróneas”. Años más tarde reconocerá que el ambiente de aquella época no fue nada favorable para “una mujer inteligente”.
En su libro La doble hélice, James Watson tiene comentarios sexistas para la científica. La llama “Rosy”, y se pregunta “cómo sería si se quitase las gafas e hiciese algo distinto con su cabello”, aunque en el epílogo admitirá que sus primeras impresiones sobre ella “eran erróneas”. Años más tarde reconocerá que el ambiente de aquella época no fue nada favorable para “una mujer inteligente”.
Debió ser así. Por ejemplo, a las mujeres en el King´s College, no se les permitía tomar café en los ambientes reservados para los hombres, algo que para mucha gente era un asunto trivial “para aquella época”.
Zuleima Quintana Rodríguez (4ºESO)
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